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Pa-pá.

Habían pasado 6 semanas desde que Nabi había llegado a la guardería. Y una que otra cosita había ocurrido también en ese lapso de tiempo.

Lo llamaría roces, pero no sabe si son exactamente eso. Cuando Jungkook llegaba por su pequeña, le sonreía levemente, a veces le decía cosas extrañas, algunas veces indignante, no era exactamente un halago que le dijera "buen trasero nerd", ahora le daba vergüenza caminar frente al rubio.

Sentía esos ojos azules sobre su persona, como si lo quisiera comer, lo hacía, en su mente, no lo podía saber.

Al principio ese tipo de coqueteos le molestaba, pero después descubrió algo que hizo su corazón romperse.

La pequeña Nabi no tenía mamá, ni beta, ni alfa, nada. Ahora entendía la razón por la cual la pequeña estaba tan acostumbrada a los biberones y no tenía el aroma de un omega nunca en su persona.

Normalmente, las madres llenaban a los pequeños de sus aromas para que se sintieran seguros, pero Nabi siempre olía a su papá.

Ese delicioso aroma de cedro recién talado y bosque. Muy embriagador, y puede o no que se haya quedado con un pequeño paño de Nabi por tener el aroma de su padre.

Y puede o no ser que lo tenga bajo su almohada para olfatearlo todas las noches, Jimin le había comprado uno igual a la pequeña, así que nunca descubriría nada, incluso cambiaba los paños cuando se le acababa el aroma del rubio, así tendría un paño con mucho aroma.

Cada vez que el rubio aparecía, Jimin no podía evitar que un sonrojo cubriera su rostro y miraba el suelo lleno de vergüenza.

Sin embargo, algo que le gustaba bastante era, lo apegada que era Nabi con él, no le gustaba estar con.ningún otro omega, si alguien que no era él la cargaba, la pequeña lloraba a mares y no se callaba hasta que estuviera de vuelta en sus brazos.

Aunque, había algo que no lo dejaba tranquilo, Nabi siempre se pegaba a su pecho, pero no en la forma de acurrucarse, si no, buscando algo allí.

Trataba de agarrar con sus manitas sus pechos por encima de su delantal.

Siempre terminaba haciendo algo para que se distrajera de eso, no era que le incomode demasiado, pero ella buscaba algo que no había allí.

Ese día estaban aprendiendo los fonemas y como se escribían, los cachorros más grandes entendían mejor eso, pero la pequeña Nabi apenas si podía balbucear unas palabras incompletas e inentendibles.

—Di papá, pa-pá —estaba sentado junto con los otros pequeños, quienes escribían en hojas los fonemas enseñados.

Nabi estaba sentada al frente del omega y lo miraba de lado, como si no lograra entender del todo lo que decía.

—¡Pa-dá! —exclamó ella aplaudiendo y riendo alegremente, Jimin solo suspiró.

—Hyung, mamá se escribe con los dos palitos con lomo, ¿verdad? —Jimin rió ante la imaginación del pequeño Mingyu en describir de esa forma la 'm'.

—Sí, m y a, forman ma, y dos son mamá, tiene un pequeño punto en la parte de arriba de la última a que es el acento. Pero eso lo aprenderás poco a poco, solo no olvides de ponerlo.

—¡Sí, Hyung! —Mingyu volvió a su escritura y Nabi se le quedó mirando, no hacía ni decía nada, solo miraba al cachorro escribir.

—¿Quieres intentarlo pequeña? —le preguntó con una sonrisa a la rubiecita y esta se volteó hacia él mientras sonreía como si le entendiera lo que le dijo.

—¡Chim! —respondió ella alzando sus manitas y Jimin solo rió por lo bajo, buscando un crayón y una hoja de papel blanca.

Trató de mostrarle como se escribía papá, pero como era de esperarse no tuvo mucho éxito, apenas si había aprendido a agarrar al lápiz correctamente.

Pasó el día y los padres llegaron poco a poco en busca de los cachorros, Nabi estaba siendo cargada por Jimin mientras este recibía a los mayores.

—¡Mamá, mamá, mira lo que escribí, Hyung me dijo como hacerlo! —el pequeño Mingyu fue corriendo hasta los pies de su madre y le mostró una hoja de papel, tenía un dibujo y una frase "te amo mamá".

—¡Hey, no te lleves todo el crédito que yo también ayudé! —Somi llegó al lado de su hermano, y parecía que iban a pelear, pero el omega intervino.

—Lo hicieron entre los dos, son unos cachorros muy inteligentes —sonrió y vio como la madre de los pequeños tenía los ojos brillantes y abrazaba a sus niños muy orgullosa.

No pasó mucho para que se despidieran y se perdieran entre los pasillos de la guardería. Jimin miró a la cachorra en su pecho, estaba muy callada, y también miraba por donde se habían ido los últimos antes.

—¿Ba-ba? —habló ella como en forma de pregunta y le acarició su cabello. Por lo que había dicho, podía suponer que estaba preguntando por su padre, pero aún faltaban quince minutos para que llegara.

—No falta mucho, ¿sí? —sacó a la pequeña de la cangurera y la sentó en el suelo mientras se la quitaba, después la ayudó a pararse y la guío con cuidado hasta la silla que había en el salón para poder sentarse.

Dio un pequeño suspiro, no era que estuviera cansado, pero a veces necesitaba sentarse tranquilamente, Nabi jalaba su ropa y alzaba un pequeño pie queriéndose subir a su regazo, sonrió y la ayudó a sentarse allí.

—Eres una cosita muy bonita, ¿lo sabías? —acarició sus mejillas de forma juguetona y la pequeña solo reía.

Nabi llevó sus manitas hasta su pecho, por cuarta vez en el día, y le comenzó apretar allí, se sonrojó cuando apretó sin querer, al menos eso quería creer, uno de sus pezones le había dolido.

—Nabi, ya te he dicho que no hagas eso, no hay nada —regañó suavemente quitando con cuidado sus manos de allí.

—¿Na-wa? —preguntó ella mirándolo con esos ojitos brillantes, se miraban tristes, le partía el corazón verla de esa forma.

—No, pequeña cachorra, no tengo nada —corroboró tocándose el mismo, le dolían, se sentían un poco magullados, quizás era los apretones de antes y era mejor dejarlos quietos—. ¿Si ves?, nada.

—¡Na-wa! —Nabi hizo un puchero y se cruzó de brazos, solo se rió por ello, incluso molesta era una cosita muy bonita.

Miró la puerta del salón, cuando escuchó pasos acercarse, Jungkook apareció como era habitual, tenía un traje puesto, aunque, esta vez, no tenía corbata y un par de botones en la parte superior estaban abiertos.

Tragó ante la vista de poder ver bien su cuello, debajo de ello parecía haber músculos, y era deesperarse.

—Buenas tardes, Jungkook —saludó al rubio quien le sonrió, Jimin sintió sus mejillas encenderse, ya era costumbre que eso sucediera.

—Siempre son buenas cuando puedo ver tu jodida cara de ángel —el omega chilló, por vergüenza y un poco de molestia, no pudo tapar a tiempo los oídos de la niña.

—¡N-No digas groserías al frente de Nabi! —exclamó, con una voz vacilante y su rostro rojo, pero lo hizo.

Jungkook solo se rió y se acercó, pero en vez de tomar a la cachorra como lo pensó el omega, en realidad se acercó peligrosamente a su oído, pudo sentir su aliento cálido sobre él, dándole más de un escalofrío.

—¿Y qué harás para castigarme, Jim? —esa voz ronca le hizo sentir que el que estaría en problemas sería él y no el contrario, tragó saliva y trató de contestar.

—Y-Yo... —pero, ¿qué le podía decir?, ser amable era una cosa, pero no estaba acostumbrado a lidiar con ese tipo de situaciones. Que decir, ¡nunca antes le había pasado algo así!,y no tenía ni idea de como responder—. ¡Si Nabi repite alguna de esas palabras, me voy a molestar! —amenazó, haciendo que el alfa abriera un poco los ojos antes de soltar una carcajada.

—Te ves put... Muy adorable con ese puchero, Jim —Jungkook se retractó de decir la grosería, en parte porque no quería hacer que su adorable chico se molestara de verdad, y la otra era porque esa palabra era mucho más fuerte que la anterior como para decirlo al frente de su pequeña.

—¡Pa-pá! —los dos adultos se quedaron de piedra y llevaron lentamente sus miradas hacia la pequeña, Nabi estiraba sus brazos hacia el mayor y sonreía—. ¡Papá!

—¡Esa es mi bichito! —Jungkook tomó a la cachorra y la estrujó en un abrazo, le dio vueltas celebrando su palabra y la niña solo podía reírse.

Jimin miraba a la pequeña, muy orgulloso, tal parece que su arduo trabajo al fin había dado frutos. Y ver la alegría del alfa rubio fue como su recompensa, juraba que podía sentir su corazón latir tan fuerte que lo escuchaba en sus oídos.

—Nabi es una tierna cachorra lista —Jimin estaba feliz, pero también curioso, quería preguntarle al rubio sobre la madre de la menor, talvez si la hubiera tenido desde un principio, ella sabría decir algunas palabras más.

Nabi estaba un poco atrasada en ese tema, sin embargo, no sabía desde que edad la pequeña estaba sola con su padre, no tenía mucho conocimiento de ese tema.

—Estás murmurando, Jim —salió de sus pensamientos al escuchar al rubio, este lo miraba un poco serio ahora, parecía que también tenía ganas de decirle algo—. ¿Qué me quieres preguntar?, dilo sin rodeos.

—¡Oh no, no, es que, yo solo estaba pensando en algo, y no es de mi incumbencia la verdad! —movió sus manos rápidamente tratando de calmar la situación, pero Jungkook no cambió de cara ni un poco.

—Solo dilo, joder —Jungkook dijo acomodando más a su pequeña sobre su hombro, Nabi estaba allí tranquila, jugando con los bordes del traje de su padre.

—¡Sin groserías! —regañó, pero el rubio solo rodó los ojos—. Bueno, verás, es una duda que tengo desde hace un tiempo, sé que no es algo que debería de importarme, pero, ¿qué pasó con la mamá de Nabi?, desde que llegó nunca tuvo ningún olor de algún omega, y bueno, eso es raro, ya que ella es muy pequeña para estar sin uno.

Jimin miró hacia el suelo, concentrándose en la alfombra como si fuera algún enigma, se esperaba algún regaño, un grito o un sermón fuerte, pero nunca llegó.

—No la quiso —fue la respuesta que tuvo al final, Jimin levantó su rostro para mirar al rubio, estaba confundido—. La madre de Nabi solo fue una aventura de una noche, trabajábamos en el mismo piso, y una tarde todos salieron a beber, bueno, cuando desperté estaba en un motel con ella a mí lado, un mes después supo que estaba en cinta, quisimos intentarlo, pues lo que pasó ya no se podía remediar, pero eso no era lo que ella quería, poco después de que Nabi cumpliera tres meses ella se marchó sin decir nada, nunca supe para donde.

Jimin llevó sus manos a su boca, sintió sus ojos llenarse de lágrimas y miró a la pequeña sobre el hombro del rubio. Ahora entendía todo, Nabi fue arrebatada del calor de su madre desde muy temprano, sin entender nada, no entendía como alguien podría hacer un acto tan vil y cruel.

Entendía un poco su lentitud en aprender, un cachorro cuando es abandonado por su madre entra en una especie de depresión que afecta en su sistema, para ellos, el calor de un omega es indispensable y más en su primer año, pero, aún así, allí estaba Nabi, sonriendo.

—¿Y-Y por qué no...? —dejó su pregunta en el aire, sabía que el rubio le había entendido, él solo suspiró y acarició la espalda de la pequeña.

—En ese momento tenía cierto rencor a los omegas y no quería que otro fuera a poner las cosas peores de los que estaban, ni tampoco podía dejársela a mis padres, ellos viven en otra ciudad y si la abandonaba con ellos le podría causar incluso su muerte —lo sabía, si Nabi ya estaba pasando por un abandono en ese momento y Jungkook la dejaba por su cuenta también, la habría puesto peor.

—Pobrecita... —no pudo evitar que una lágrima saliera de sus ojos, ni siquiera podía pensar en el sufrimiento que habría pasado la pequeña a esa edad tan prematura, era increíble lo que podían hacer algunas personas.

—Fue difícil, más el primer mes, pero poco a poco fue mejorando, su pediatra me dijo, cuando ella cumpliera un año, que la trajera a una guardería, ya que estaría rodeada de cachorros y omegas, eso haría que terminara de salir por completo de su lazo cortado a la fuerza —Jungkook lo miró con un brillo en los ojos que no pudo identificar—. Por suerte, había uno que hacía todo lo posible para hacerla feliz, incluso le ayudó a caminar, escribir y hablar.

Jimin sintió su corazón hincharse más de lo que ya estaba, incluso sus mejillas se volvieron a poner rojas. Eran fuertes, y lo sabía, ellos dos pudieron salir adelante casi solos, había crecido una mayor admiración por ese alfa, más de lo que pensó que podría tener.

Poco después Jimin los miró irse, la pequeña Nabi se despedía moviendo su mano suavemente, y el pelinegro también se despidió de ella con una sonrisa.

"Cachorro, cuidar del cachorro".

Era algo que su omega interior le repetía una y otra vez en la cabeza. Se sentó en la silla del salón, mirando al techo y pensando en todo lo que había ocurrido.

—Me duelen los pechos.

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